A través de nuestras relaciones vivimos los aprendizajes más profundos de nuestra existencia. Nuestra familia, nuestros amigos o nuestra pareja, representan nuestros mejores Maestros del alma y justo a este aprendizaje, es a lo que llamamos karma.
Una pareja kármica nos representa la oportunidad de resolver
conflictos o situaciones negativas en las que nos hemos involucrado desde vidas
anteriores. No hay uniones que se establezcan en base al amor romántico o
idealizado propiamente, las uniones llevan un propósito espiritual que
desconocemos al momento de unirnos, pero que poco a poco se va revelando ante
nosotros y si tenemos la suficiente apertura, podremos verlo claramente.
Nos unimos en base a la dependencia emocional, el miedo a la
soledad, a través de nuestros vacíos interiores. Y a todo eso le llamamos amor.
Posteriormente comenzamos a caminar juntos, recreando las más dolorosas
circunstancias, proyectando nuestra obscuridad en nuestro escenario de vida y
le seguimos llamando amor, porque nos atan los hijos, los papeles firmados, la
sociedad con sus presiones y nuestros más profundos miedos. Cuando el
aprendizaje termina, el karma se libera.
· by: Harumi
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