Vivimos en una época donde quieren que los sacerdotes se
casen y que los casados se divorcien.
Quieren que los heterosexuales tengan relaciones sin compromiso,
pero que los gay se casen en la iglesia.
El incesto dentro de las familias, tíos, con sobrinas,
sobrinos con primas, primos con primas. Y hasta entre hermanos, en algunos
casos.
Que las mujeres tengan cuerpos masculinizados y se pongan
como hombres y tomen papeles masculinos. Quieren que los hombres se conviertan
en "frágiles" y delicados y como si fueran mujeres.
Un niño con sólo cinco o seis años de vida tiene derecho a
decidir si será hombre o mujer por el resto de su vida, pero un menor de
dieciocho años no puede responder por sus crímenes.
No hay vacantes para los pacientes en los hospitales, pero
está el incentivo y el patrocinio para quien quiere hacer cambio de sexo.
Hay un seguimiento psicológico gratuito para quien desea
dejar la heterosexualidad y vivir la homosexualidad, pero no hay ningún apoyo
de este mismo para quien desea salir de la homosexualidad y vivir su
heterosexualidad y si intentan hacerlo, es un crimen.
Estar a favor de la familia y la religión es una dictadura,
pero orinar sobre los crucifijos, desbaratar iglesias es libertad de expresión.
Si no es el fin de los tiempos, debe ser el ensayo...
Almir Favarin.
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