Cuando
se es joven, y sin experiencia, pensamos, que tenemos el control de nuestra
vida, que nada malo sucederá, y que siempre tenemos la razón en todo, somos
orgullosos, altaneros, y nos creemos únicos, lo mejor de lo mejor, nada nos
puede pasar.
Se
dice, que hay que vivir la vida a full, porque después de esta, no hay otra,
los demás, “Los Viejos”, nuestros padres, y las personas adultas,
están
todos equivocados, ellos vivieron otra época, una anticuada, ya
que
nosotros somos la evolución, superior a ellos.
Pero,
que equivocados estamos, ya que lo único que logramos, es agrandar esa mochila,
“Karma” que tendremos que recibir, en nuestra próxima vida, aparte de todo lo
que tendremos que pagar en la actual.
Lo
inevitable llega, los problemas comienzan a aparecer y es entonces cuando en
nosotros surge quien realmente somos interiormente.
Muchos
se cansan de luchar a temprana edad, y se sumergen en las drogas, el alcohol, y
el sexo desproporcionado, en el caso de las mujeres.
En una vida de 75 años de promedio se calcula que el
año kármico se presenta cada nueve años. Todo lo que no se libera en una etapa
se arrastra hacia la otra, lo que la convierte en una etapa más pesada.
También lo que pueda
aprender en cada una de las etapas lo ayudaran a escalar en su evolución
individual. Lo bueno es estar preparado para eso.
· Infancia: hasta los nueve
años se presenta un karma pasivo, es decir que el niño solo vive los
acontecimientos, no los impone ni los provoca porque aún no tiene conciencia de
sí mismo.
· Adolescencia: de los 9 a
los 18 años el adolescente comienza a formar su personalidad y se desliga del
karma familiar para conocer su propio karma.
· Primera Juventud: entre
los 18 y los 27 años se elimina el karma local proyectándose a intereses
sociales. Se reconoce parte de una sociedad y toma conciencia de sus
padecimientos y necesidades.
· Juventud: entre los 27 y
los 36 años se replantea profundamente sus actitudes pasadas. Esto desestima el
karma de la nación adquiriendo una conciencia universal que trasciende todas
las fronteras.
· Adultez: hasta los 45
años se da la etapa del karma activo donde el individuo se independiza del
exterior y percibe que él es capaz de elegir su propio camino. A esta etapa se
la denomina la del karma de las acciones propias.
· Madurez: desde los 45
años hasta los 50 el individuo siente que es tiempo de reencontrarse con la
sociedad que lo rodea. La calma de los años le permite poder programar cosas
sin ninguna prisa.
· Etapa de liberación: se
da entre los 53 y los 63 años. Se producen cambios y reformulaciones que dejan
la puerta abierta a la posibilidad (la última) de torcer el rumbo del destino.
Esto hay que hacerlo con mucho cuidado para no cargar de negatividad la próxima
vida.
Etapa final: todo lo
adquirido a lo largo de la vida se refleja en esta etapa que va más allá del
karma. En este momento el regreso al interior del alma hace ver lo vivido
serenamente.
Importante: hay algunos, (pocos), que conocen a
temprana edad, lo que significa el karma, y las consecuencias que puede
provocar en sus vidas, ellos, se fijan metas, muy bien preparadas, y basadas en
las acciones, para poder lograr éxito, a futuro.
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