Los conceptos abstractos no están sujetos al tiempo y al
espacio. Son de ayer y de hoy, de aquí y de allí. No como la flor que veo aquí
y ahora. Ayer era capullo y mañana se secará.
En cambio, los conceptos abstractos son invariables en el
espacio y en el tiempo.
Cuando yo digo «madre», «hijo», «hermano», además del
proceso físico y fisiológico de ondas sonoras y nerviosas que llegan de mis
cuerdas vocales a tu tímpano, y de tu oído al cerebro, hay algo muy distinto de
la materia que sale de tu corazón y se traslada donde está tu madre, tu hijo o
tu hermano.
Decir «te amo» y «I love you» suenan de modo totalmente
diferente. Sin embargo el español y el inglés entienden la misma idea.
Si, en una hoja de papel, yo dibujo unos garabatos y a
continuación escribo un pensamiento, la ciencia podrá examinar lo material: la
calidad del papel y la composición química de la tinta; pero no podrá informar
de la diferencia entre los garabatos y una frase correcta; y menos de la idea
de mi pensamiento, y yo sí.
Y es que yo tengo algo que capta lo que no es material.
El alma compara dos ideas y ve su conformidad o
disconformidad.
Esto lo captas porque tienes una potencia espiritual que
capta las ideas.
El proceso físico-fisiológico de la pizarra a la retina y al
cerebro es igual en los dos casos.
Por otra parte la máquina es incapaz de sentir
responsabilidad, agradecimiento, amor, odio, miedo, tristeza, pena, vergüenza,
remordimiento, arrepentimiento, etc...
Estos son sentimientos de rango espiritual superiores a lo
meramente material.
Un pensamiento no se puede medir con leyes de la materia, ni
con aparatos de medir se puede apreciar el valor artístico de un cuadro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario